Recuerdo la primera vez que te vi desnuda: todo inocencia, todo vergüenza, todo un espectáculo. Ahora paciencia y tiempo por delante son todo lo que me queda, aunque cosas más raras se han visto volar. Deberíamos cortar con todo esto pero esto es un sistema basado en la confianza, la confianza de que algún día todo te irá bien y de que algún día yo seré buena persona, porque un «muy bien» y un «muy mal» son igual a un «todo es peor».
Ataúdes blancos para la memoria de noches por descorchar aún. Mi memoria puede no ser lo que era, pero lo que te debo no nos cabe en un solo acto; da igual, una palabra tuya y ya me siento ganador, batamos esta tierra con nuestros pies y espaldas. La suela de mis botas huele a laurel y goma quemada, estoy harto de usar el retrovisor, siempre seremos los primeros en todo y, si algún día nos morimos, será en una explosión de champagne, que me encanta tenerte distraída.
Se nos hace de noche y tú has pedido la cuenta de las veces que te he prometido algo. Prometo acordarme de lo que he escrito. Prometo acordarme de que lo he escrito. Prometo escribirte: se puede escribir de todo y a ti te cuesta decir lo que piensas. Prometo hablarte: te tendría todo el día en la boca. Si tuviera una mano más no sabría abarcarte, si tuviera una mano tuya sabría qué hacer para enseñarte todo lo que no haces en mí. Borrón. Cuenta nueva. Corto. Cierro. De momento.
Número de familiares en el extranjero: 1. Tres zonas horarias en tres días.