Juego de Tronos

Hoy, serie esencial. Game of Thrones.

No hace tanto tuve una novia a la que le gustaba mucho «Juego de Tronos». También le gustaba mucho no dormir sola pero no la culpo, todos tenemos hobbies. Sumar su afición a comprarme perchas con lo pesada que se ponía con que si canción de juego y pelo, choque de trenes, tormenta de cuervos y qué sé yo más hacía que no tuviera la mejor de las disposiciones para ver lo (pen)último de HBO. No obstante, la doctora Series me la recomendó encarecidamente a pesar de no haberse leído ni una linea escrita por George R.R. Martin, así que decidí darle una oportunidad al piloto; lo que me encontré fue lo siguiente.

Una sintonía de entrada de lo más horrible, subrayada por unas animaciones que sospechaba contenían spoilers y más información de la que podía procesar en ese momento, muy poca espada y menos brujería aún en una supuesta serie de espada y brujería, un panteón de nombres, familias y casas que merecían un árbol genealógico para no perder el hilo, cierto aire a «Dinastía» con pieles y juramentos de otros tiempos y otras tierras y, por último, a Boromir.

Dos episodios después, me siento en la mesa a comer, impaciente por que empiece el chacha-chan-chan de la sintonía de cabecera, comprendiendo y admirando la elegancia de la careta de entrada, con unos personajes y situaciones presentados de una forma tan progresiva que no cuesta llamarlos por su nombre y «Game of Thrones» se descubre como una saga política más que como «El Señor de los Anillos 2». Bien, entonces.

Esta es una serie completamente recomendable tanto para aquellos que desconocían la existencia de las novelas como para los no seguidores del género. El mimo en la producción (una vez más), una trama lo suficientemente intrincada como para mantenerte interesado pero que no tanto como para que sea un dolor y unos personajes y situaciones que se escapan del arquetipo conforman una serie de digestión suave y rápida. Demasiado, tal vez, ya que esperar a que se produzcan las cuatro temporadas restantes y que Mr. Martin llegue vivo a escribir los dos libros que le faltan puede provocar más de una crisis nerviosa.

Montajes cutres para grandes producciones

En el apartado de los haberes debemos destacar lo rápidos y listos que son en la réplica todos los personajes y las interpretaciones de un Peter Dinklage que le roba el plano a todo aquel que se ponga a su lado, una Emilia Clarke que hace un carrusel de papeles y una familia Stark al completo a la que habría que nominar ex aequeo a cuantos premios hubiera.

Por otra parte, en el de los deberes tenemos a un Sean Bean que hace que estemos permanentemente pensando «joder, pobre Boromir, en vaya marrones le meten», a un desapego obligado por los personajes dada su alta tasa de mortalidad (como se encarga de demostrarnos el piloto) y que cada vez que hablen de Khaleesi me venga la imagen de Andrés Iniesta regalando helados por doquier. Aunque claro, esto último a lo mejor no es culpa de la serie.

Game of Thrones: el fichaje del año

Esperaremos impacientes a que llegue el 12 de abril de 2012, première de la segunda temporada. Entre tanto, nos encomendaremos a Walter White y Jesse Pinkman.

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En otro orden de cosas, necesito gente que me siga el ritmo. Interesados, presenten sus currículums a través de los cauces ordinarios. La bases del proceso de selección pueden ser consultadas en el tablón de anuncios.

Número de familiares en el extranjero: 1. Fuji-San.

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